lunes, 9 de septiembre de 2013

“La búsqueda” ¿Producto del marketing?

El back stage de “La búsqueda”

Después de más de trescientos comentarios en las diferentes librerías de Amazon y de un sinnúmero de reseñas o críticas  de “Labúsqueda” me alegra saber que la mayoría son positivas.

También hay comentarios absolutamente negativos, que califican la obra en términos que yo no me atrevería a poner en mis comentarios a ninguna otra novela, pero como dicen, de todo hay en el mundo, algunos consideran que deben ser tan honestos que no les importa el sentimiento del escritor.

Pero no era de eso de lo que quería hablar en esta entrada.

Algunas reseñas dedicadas a esta novela coinciden al afirmar que está narrada desde un punto de vista neutral, que le falta emotividad, que la escribí sin involucrarme demasiado sino más bien como si viera los hechos desde un rincón del cuarto y no les falta razón. Pero fue a petición del protagonista. Él no quiso que fuera una alegoría al sufrimiento de los prisioneros en los campos; tampoco a la maldad de los nazis.

Los que leyeron el libro saben que está relatado en primera persona, de manera que es el propio Waldek quien nos cuenta a través de la visión que él tiene de la vida. No de la que tengo yo como escritora. Fueron muchos días tratando de extraer información con la misma dificultad con la que empieza a dársele la papilla a un bebé. Muchas veces tuve que corroborar si lo que me había dicho era cierto volviéndole a preguntar. 

¿Y por qué esta aclaración? Por la sencilla razón de que cuando los hechos ocurrieron él era extremadamente joven, doce años aún para un niño avispado como él son pocos para todo lo que su mente tuvo que retener en una época tan convulsa. Algunas palabras en alemán, por ejemplo, él las pronunciaba a su manera, tanto en la vida cotidiana, que tuvo por corto tiempo en Varsovia durante la ocupación nazi, como en los años como esclavo en Auschwitz y Mauthausen. Allí no hubo tiempo de aprender gramática, simplemente se limitaba a absorber el idioma alemán “de oídas”, de lo contrario le esperaba un castigo o la muerte.

Poner en tela de juicio sus valores morales es otro de los temas que algunas reseñas destacan.  Es muy fácil leer un libro desde la comodidad de un sillón y calificar de inmoral, cobarde, acomodaticio o en todo caso, valiente, arrojado… al personaje de una novela. Otra muy diferente es estar bajo la piel del personaje, sufrir en carne propia los golpes o las vejaciones morales a las que estuvo sometido en esa época de su vida. Cualquiera en su lugar, creo yo, trataría de resarcirse de alguna manera por aquello años de oprobio, aún así, Waldek Grodek tuvo reparos antes de aceptar lo que Keller le ofreció.
Igualmente, el hecho de que más adelante haya vivido con una ex miembro de la Gestapo ya estando en Perú, no tiene que significar que él sea un inmoral. La vida está llena de matices, y no se debe decir de esta agua no beberé. Era él y su circunstancia, como quizá hubiera dicho José Ortega y Gasset.

Cada persona es un mundo, y en el de Waldek, un hombre que pasó por tantas vicisitudes, con mayor razón esta afirmación sería apropiada.
Y algo que no termino de comprender, y que algunos han calificado como de subtítulo engañoso o “simple marketing”: El niño que se enfrentó a los nazis.

Obviamente había niños, como en cualquier lugar del mundo. ¿Pero cuántos de ellos se atrevieron a enfrentarse a los nazis? Waldek entrenó para ello siendo Boy Scout. Ni sus padres lo sabían. Ayudó a los judíos del ghetto de Varsovia pasándoles comida y armas a través de las alcantarillas de los canales, ¡y él tenía trece años! Fue capturado cuando estaba realizando un ejercicio de entrenamiento con otros guerrilleros a los catorce y sometido a tortura. Y no delató a nadie.

Si alguien puede decirme que eso no se llama luchar contra los nazis, quisiera saber entonces cómo se llama.

La lógica indica que en toda la novela ese niño llamado Waldek no se quedaría de esa edad. Tan es así que quien la cuenta es él mismo, cuando ya había pasado los setenta años, y se deduce perfectamente en la primera página, de manera que no he engañado a nadie. Ni el personaje principal es niño durante toda la novela, ni el niño no se enfrentó a los nazis.

Blanca Miosi

13 comentarios:

  1. Lo has expresado muy bien, Blanca. Leer desde un sillón cómodamente sentado y sin que, afortunadamente para el lector, se haya tenido que enfrentar a situaciones tan extremas que parecen inverosímiles, provoca la crítica fácil y lo que es peor, inconsciente las más veces. Es en cierta manera un subterfugio del lector inconsecuente, con sus propios temores quizá nunca reconocidos. Cómo si así, rechazando una realidad que todavía está cercana, se agazapara de ella en sus miedos. Es más cómodo admitir que Superman vuela, por improbable, que un niño enfrentado a la realidad del horror, que un día podría volver debido a la falta de memoria de la humanidad. Por ello tu novela es mucho más que un relato de vivencias narradas por su protagonista. Es una advertencia de que, los miedos de aquel niño, los llevamos todos dentro. La pregunta que nos hecemos, o deberíamos hacernos todos, y sobre todo los que desprecian gratuitamente el horror vivido, es si nos enfrentaríamos, llegado el caso, a nuestros miedos, como lo hizo aquel niño llamado Waldek. Enhorabuena y gracias por tu sensibilidad al transmitirnos su historia. Un beso, amiga.

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    1. Gracias por tu comentario, Enrique, hice la aclaración porque es un bombardeo de mensajes y comentarios en los que se habla de la poca verosimilitud que tiene la novela, y que el subtítulo es marketing.
      Obviamente para una persona como yo, que soy escritora independiente y no tiene más campaña promocional que lo que la fuerzas de sus dedos le puedan dar en un teclado, no podía dejar de lado el punto más llamativo de la historia. Si a eso se le llama marketing, ¡pues qué bien! Dio muy buenos resultados, pero no engaño a nadie al decirlo.
      Muchas gracias por participar, amigo.

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  2. Siempre me encata leer tu blog, Blanca. Pero yo no gastaría energía en las escasas personas que han criticado La búsqueda, porque somos una inmensa mayoría las que hemos disfrutado con ella, las que hemos visto la evolución de Waldek y su nobleza para pasar página y no revolcarse en un pasado doloroso, como le gusta hacer a muchos. Ahí radica, desde mi punto de vista, la grandeza de esta novela y en definitiva, la grandela del hombre con el que tuviste la suerte y el privilegio de vivir.

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    1. Pues tienes razón, Mercedes, sucede que prefiero no quedarme callada, porque el que calla, otorga. Y felizmente tenemos estos espacios para fijar nuiestra posición.
      Muchas gracias por todas tus palabras, amiga.

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  3. Hay mucha envidia cochina disfrazada de crítica. Conoces mi opinión sobre la obra.
    ¡Ánimo!

    Besos, Ester

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  5. Acabo de empezar a leerla (Chrome es genial... tiene un lector para Kindle!) y aunque me esperaba un relato magnífico, me doy cuenta de que recién estoy por la punta del iceberg. Está buenísimo el relato! Gracias por recomendármelo!

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  6. Estoy contigo Blanca, tu novela, dos veces me la he leído, y aún con todo lo que saqué de ella (de bueno), siempre me quedaré con el arrojo, fuerza, valentía, buen corazón, y, sobre todo ello, la inmensa capacidad que tuvo Waldek para, no solo no odiar a sus torturadores, sino, saber perdonarlos. De lo que digan pues los comentarios de los "entendidos" olvídate, solo son eso, envidiosos que no venden un colín.

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    1. Frank, es un honor para mí saber que has leído dos veces mi novela, muchas gracias, esta aclaratoria la hago no porque dude del libro, es para aclarar a las personas que señalan elementos absurdos. Si no les gusta que me den argumentos, es lo único que pido.

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  7. Creo que el valor de la novela es su intenso realismo. Uno no puede entender en qué se puede transformar un individuo que vive bajo las presiones inconcebibles de una guerra. Todos los hombres se transformaban en "matones", era su obligación como soldados, como patriotas, y hasta por simple instinto de conservación. Cuántos dieron la espalda a todo principio de moralidad y se convirtieron entregándose al enemigo para salvar el pellejo. ¿Se les puede culpar? ¿Se les puede obligar a soportar torturas, vejaciones y mucho más? Se acusaba a las mujeres de entregarse por un mendrugo de pan. Pero hubo heroinas que actuaban en la resistencia francesa. ¿Cómo se puede culpar a Waldek de algo? Su objetivo era sobrevivir y lo hizo con todo lo que pudo. Ese es el valor de la historia, que es todo un documental en el que hasta pueden caber algunas divagaciones por culpa de la memoria. Es un documental de una vida no un libro de historia sgrada. Saludos Blanca.

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    1. Al, la experiencia en la vida nos enseña que nada es inmutable, todos cambiamos, depende de cómo nis vienen los retos, hay quienes levantan los brazos y hay quienes luchan contra el destino. Waldek era de estos últimos. Muchas gracias por tu opinión. Un abrazo, amigo.

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